El 26 de julio se celebra el día internacional de conservación del ecosistema de manglares.

Los manglares ocupan una posición peculiar entre el mar y la tierra. Son esenciales para preservar la biodiversidad y reducir el impacto del cambio climático. A pesar de su utilidad, están en peligro.

El ecosistema de los manglares, un ecosistema único y precioso

Un ecosistema es un conjunto de vida formado por un medio ambiente con seres no vivos y por todos los seres vivos que lo habitan, se alimentan y se reproducen en él. Los manglares son ecosistemas que prestan importantes servicios de protección de las costas. Son criaderos y zonas de desarrollo y alimentación para muchas especies marinas. Por lo tanto, desempeñan un papel importante en la conservación de la biodiversidad. Los manglares pueden filtrar y retener los contaminantes antes de que se viertan en el mar. Atenúan la energía de las olas, preservando las zonas costeras naturales y habitadas. Protegen y estabilizan el litoral contra la subida del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos violentos, como los ciclones. Un manglar es también un sumidero de carbono, ya que secuestra carbono y, por lo tanto, ayuda a regular el clima global.

Sin embargo, estos ecosistemas se enfrentan a una presión cada vez mayor, tanto por las actividades naturales como por las humanas.

Crecientes presiones debidas a fenómenos climáticos extremos

Los ciclones son la principal causa de mortalidad de los mangles, los árboles característicos que pueblan los manglares. Además, los ciclones, los tsunamis y las sequías (aumento de la aridez, la salinidad y la acidez del suelo) pueden causar fragilidad.

El cambio climático incrementa la frecuencia y la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, como los ciclones y las sequías, que pueden afectar aún más a los manglares. 

Presiones antropogénicas crecientes

En cuanto a las presiones antropogénicas, las principales causas de la degradación de los manglares son el desarrollo urbano, el turismo, la agricultura, la acuicultura (cría de camarones), la sobreexplotación (madera, peces), así como las modificaciones de los cursos de agua río arriba (presas, desvíos, captación de agua, riego, acondicionamiento de riberas, etc.).

Los manglares son el receptor aguas abajo de las cuencas hidrográficas. En consecuencia, reciben la contaminación de las aguas procedente de las poblaciones, la industria y las actividades agrícolas. A veces se utilizan como vertederos incontrolados. Esta contaminación tiene efectos considerables en el funcionamiento y la biodiversidad de los manglares. Incluso pueden provocar un envenenamiento crónico de la fauna y la flora.

En algunos casos, el flujo de las mareas y los procesos biológicos de los componentes de los manglares pueden actuar como filtros naturales asimilando y transformando los contaminantes. Sin embargo, no se conocen bien los límites a partir de los cuales la toxicidad se vuelve perjudicial.

Por ello, el tratamiento de las aguas residuales es fundamental para limitar la contaminación de ecosistemas naturales como los manglares y preservarlos de las amenazas que ponen en peligro su conservación.

Para más información: http://ifrecor-doc.fr/items/show/1481